Además de la deforestación, ahora el fuego arrasa con todo
El Amazonas, el pulmón verde del continente americano y del mundo, arde bajo un gigantesco incendio forestal y ante esto el gobierno brasileño de Jair Bolsonaro es nuevamente blanco de su política ambiental que dio espacio a una mayor deforestación y, ahora, a un impactante incendio que arrasa con todo. Después de la difusión de datos que demuestran un auge de los incendios, el presidente de Brasil dio a entender que “las ONG extranjeras podrían estar implicadas en ese fenómeno”.
Asimismo, su ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, fue abucheado y repudiado en una reunión de la ONU sobre cambio climático que tiene lugar en Salvador de Bahía, en el nordeste del país. Según los datos publicados por los medios locales pero basados en información satelital del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), de enero a agosto los incendios forestales aumentaron en un 82% en comparación con el mismo período en 2018, que es la cifra más alta desde 2013.
En una aparición en Brasilia, Bolsonaro aseguró que estos incendios “son causados principalmente por acciones humanas, pero podrían haber sido impulsados por las ONG, porque perdieron el dinero que recibieron”, y se excusó: “No estoy diciendo que las ONG sean responsables de los incendios, estoy diciendo que aquí hay un crimen contra el que luchar, pero hay un interés de las ONG, que representan intereses diferentes a los de Brasil”.
“Les sacamos dinero de las ONG. De las transferencias de fuera, el 40% iba para la ONG. No lo tienen más. Acabamos también con las transferencias de órganos públicos a esas entidades”, detalló el Jefe de Estado. Las cifras sobre el crecimiento de los incendios se suman a las que también publicó el INPE, según las cuales la deforestación en la Amazonia creció un 278% en julio pasado en comparación con el mismo período en 2018.
Depredación total
La mayor potencia de América Latina está repleto de paraísos naturales y comparte con otros países el Amazonas, cuya gran proporción se encuentra en el territorio presidido hoy por Jair Bolsonaro. Su secretario de Comercio Exterior, Marcos Troyjo, aseguró que su país “es un ejemplo de conservación del ambiente y que cumplirá el Acuerdo de París exigido por la Unión Europea (UE)”, aunque el principal pulmón verde del continente no diga exactamente lo mismo.
“Brasil es una superpotencia ambiental, podemos dar lecciones en el área de protección ambiental, de utilización inteligente de los recursos naturales”, afirmó Troyjo, quien junto al canciller Ernesto Araújo encabezaron la delegación brasileña que concluyó en Bruselas las negociaciones para la creación de un área de libre comercio. Ese mismo día se llevaba a cabo en Japón la Cumbre del G-20 durante la cual el presidente francés Emmanuel Macrón presionó a Bolsonaro para que permanezca en el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Sin embargo, los datos son claros y concretos, para mal. Hace tres días, El Intransigente daba cuenta de la devastación del Amazonas, que no sólo no se redujo sino que se acelera. La deforestación del Amazonas no da marcha atrás, porque en la gran porción de selva brasileña, de acuerdo a los registros del mes de junio, el desmatamiento creció un 60% respecto del mismo mes del año pasado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPI). Así, la superficie arrasada el mes pasado fue de 762,3 kilómetros cuadrados, que es equivalente a la extensión de la ciudad de Belo Horizonte.
Básicamente, son los peores datos desde 2016, según indicó el organismo dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil. Según cita la agencia ANSA, “en los seis primeros meses de este año los incendios y las talas ilegales de bosques causaron la pérdida acumulada de 2.273,6 kilómetros cuadrados”. Días atrás, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó insólitamente “que no existe deforestación de la Amazonia y que existe una psicosis ambientalista que magnifica el tema”.
Así lo dijo durante la cumbre del G-20, en Osaka, Japón, donde habló del tema con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuele Macron, a quien invitó para que visite la Amazonia. Pero mientras las reuniones del mandatario latinoamericano tenían como uno de los temas desmitificar esto, toda una extensión de selva del tamaño de Belo Horizonte pasó al olvido en el pulmón verde más importante de todo el continente.